Todo emprendimiento parte de la detección de una necesidad presente en un grupo de personas grandes y crecientes para hacer de la problemática planteada una iniciativa sostenible en el tiempo capaz de generar efectivo y crear valor. Las necesidades son infinitas y los recursos son escasos.
El problema a resolver es conseguir qué producto satisface esa necesidad. Una necesidad es un estado carencial que causa malestar en el individuo. En términos materiales se satisface con producto puede ser un bien (tangible) o un servicio (intangible).
La necesidad de resolver el problema
El mundo de los negocios ha cambiado mucho a partir de la información de la que ahora se dispone y de la experiencia de tantos años de desarrollo capitalista.
En un primer momento se disponía de una solución llamada “producto”, para luego buscar el problema que podía resolver; ahora se busca el problema para diseñar el producto que lo resuelva.
El producto debe responder a las necesidades y tener la suficiente flexibilidad para ser modificado en caso de que tanto las necesidades como el público que la siente cambien, más no basta con tener el producto diseñado.
Es necesario armar la estructura para elaborarlo, fijarle un precio que responda a una estrategia competitiva, distribuirlo entre los que ayuden a ponerlo en manos del público a quién se le dirige un mensaje para informarle de la existencia de una solución. El proceso debe repetirse mientras haya mercado ávido del producto.
Resolver el problema permite crear empleos y así generar actividad económica que genera riqueza. Todo emprendimiento es la posibilidad de mejorar la condición de vida tanto de los individuos que ocupan esos empleos como de la sociedad en general. Más dinero en los bolsillos de las personas son más oportunidades de negocios.